Los signos y síntomas comunes de ansiedad incluyen:
- Latidos del corazón o palpitaciones.
- Opresión en el pecho.
- Sudoración.
- Dificultades respiratorias.
- Tensión muscular.
- Temblores.
- Molestias digestivas.
- Mareos o sensación de inestabilidad.
Caja de herramientas para la ansiedad
La “caja de herramientas” para la ansiedad es una herramienta terapéutica muy adecuada. Se basa en tres estrategias:
- Cuestionarse. Siempre que percibamos que estamos sintiendo ansiedad, nos haremos las siguientes preguntas: ¿qué puedo hacer para controlar esta situación? En una escala del 1 al 10, ¿qué tan realistas son los pensamientos que tengo? ¿Soy capaz de encontrar una forma más saludable y satisfactoria de lidiar con eso?
- Pasar a la acción En estos casos, pasar a la acción se refiere a estrategias sencillas que siempre hemos utilizado en otras situaciones para reducir la ansiedad. Por ejemplo, tenemos dinámicas como dar un paseo, meditar, escuchar música, hacer ejercicio, llamar a un amigo, escribir, escuchar música…
- Controlar las respuestas físicas. Cualquier manejo de la ansiedad debe incluir una «herramienta» para canalizar las respuestas físicas. Así, la relajación progresiva o los ejercicios de respiración profunda pueden ayudarnos.
No te fuerces: reduce la velocidad
Una de las características más importantes de la ansiedad es que constantemente nos hace actuar (y pensar) con prisa.
Es posible que las personas ansiosas no puedan quedarse quietas por más de unos segundos. También puede realizar múltiples tareas.
Cambiar de enfoque
Intenta dejar de pensar en el mismo tema una y otra vez y piensa en cosas diferentes. Desvía la atención. Pruébalo y verás cómo lo consigues.
Deja de culparte y de enfadarte de una vez por todas. Esfuérzate por tener una actitud positiva y no ser tan catastrófico, deja de quejarte por todo, busca lo positivo y lo bueno en cada situación. Seguro que lo encuentras 😉
Técnica vecina.
Utilizaremos la técnica de la ansiedad del vecino como imagen mental para hablar del momento de crisis y activar la capacidad de observar la propia conversación, para no juzgar sentimientos, emociones o dudas del momento, son solo descrito, como si fuera explicado, en voz alta a otra persona.
Entonces sigues imaginando lo que te diría esa persona, tu mejor guía y amigo, con autocompasión. Verás que existen otras opciones de tratamiento para que la ansiedad se manifieste y reduzca su intensidad, mirándola y describiéndola, sin juzgarla, desde el observador que quiere ayudar.