Los familiares y amigos de las personas que padecen problemas de ansiedad se enfrentan de forma reiterada a una situación que no saben cómo afrontar. Esto puede dejarlos confundidos y frustrados. Es importante saber actuar para prestar la ayuda adecuada y evitar actitudes o intentos fallidos de resolución que contribuyan a la agudización y perpetuación del problema.
Es muy común que las personas que sufren problemas de ansiedad muestren cambios en su comportamiento. Estos cambios pueden ser causados por la ansiedad o pueden ser una respuesta a un intento de encubrir u ocultar el problema (cuando la persona se siente avergonzada, tiene miedo al rechazo o no quiere que los demás se preocupen). Algunos ejemplos de tales cambios en el comportamiento pueden ser: pérdida de interés en ciertas actividades, excusas, irritabilidad, cambios de humor, retraimiento, evitación de ciertas situaciones, búsqueda de mejores condiciones de seguridad, actitudes defensivas (vigilancia, sospecha, sensibilidad).
Te permite expresarte
Escuchar es importante. A veces, aunque una persona ansiosa prefiera ocultar sus sentimientos de ansiedad, tristeza o miedo porque la considera negativa o inmadura, si quieres ayudarla, déjala hablar, invítala a decir lo que siente.
Una buena estrategia para reducir la tensión a través de la conversación, el texto o el dibujo es dejar que se exprese.
Todos tenemos problemas y aprendemos a convivir con ellos. ¡No lo pienses más!
La depresión no es directamente proporcional al número de problemas o desgracias que tiene una persona en la vida. No afectan a todos de la misma manera, al igual que no todos reciben la misma educación emocional, apego o composición genética.
Aún así, lejos de ser útil, esta frase puede ser un disparador de culpa enorme para una persona que sufre de depresión.
Ser consciente de la realidad personal de otra persona
Vivir con una persona ansiosa no es fácil. Cambios de humor, caídas de motivación, tus mensajes y enfoque de repente se vuelven muy negativos. A esto se suma una sensibilidad extrema. A la menor aparición hay malentendidos, pérdida de concentración, olvidos e incluso mal humor.
Si dejamos que sus emociones nos ataquen, no ganaremos nada. Si cedemos y actuamos a la defensiva ante cada síntoma, solo conseguiremos aumentar la ansiedad y crear un ambiente asfixiante. Por lo tanto, lo primero es revisar los hallazgos.
«Hay que intentar recuperarse y despertar»
Los trastornos de ansiedad pueden desencadenarse por diversos factores: por ejemplo, una ruptura, la pérdida del trabajo, problemas familiares o cualquier acontecimiento desagradable. Entonces, es posible que haya eliminado la condición, pero no la ansiedad que causó. Por lo tanto, es decepcionante para una persona ansiosa escuchar tales declaraciones.
Es importante entender que la ansiedad es uno de los trastornos mentales más comunes y la salud mental es tan importante como la salud física porque sin ella no hay nada más. Entonces, así como no decimos despierta a una persona que sufre una enfermedad física, no debemos decírselo a alguien que está preocupado.