Al igual que años anteriores, 2020 comenzó con una nota de esperanza. El número -2020- en sí mismo fue inspirador, sugiriendo una claridad y agudeza visual óptimas. La pandemia de COVID-19 y los recientes disturbios civiles han cambiado la vida cotidiana, poniendo a prueba nuestra resiliencia. No sabemos cómo vamos a vivir la «nueva normalidad». Durante la nueva normalidad, lamentaremos las vidas, momentos y oportunidades perdidas. Pero con suerte, la nueva normalidad también traerá una nueva apreciación por la conexión, la libertad de hacer las cosas que amamos, el toque humano e incluso la tecnología. Esperamos que la nueva normalidad esté llena de esperanza por la igualdad, la empatía y el diálogo sobre lo que nos une para superar lo que nos divide. Aunque no siempre podemos evitar o eliminar el sufrimiento y el dolor, podemos practicar la empatía y escuchar para entender y estar en desacuerdo. Podemos intentar tener conversaciones incómodas que lleven a la comprensión y al amor. Podemos trabajar para encontrar nuestra propia voz y luego usarla para cultivar la esperanza y el amor.
Dolor muscular
La ansiedad afecta a nuestras extremidades de muchas maneras. Primero, al igual que el dolor de pecho, el alto consumo de oxígeno puede causar sensaciones y dolores en los músculos. También puede ser causado por:
- La tensión en los músculos puede ser causada por el estrés: el estrés en la vida diaria puede contraer los músculos y provocar dolor.
- Su postura: Sentirse ansioso puede afectar la forma en que se sienta, se acuesta o camina, lo que puede cambiar la forma en que se sienten sus músculos. Esto se debe a que todo tu cuerpo está tenso, puedes moverte más rápido o más lento sin relajarte.
- Estilo de vida pobre: cuando te sientes ansioso, es fácil olvidar cómo cuidarte, ya sea comiendo sano, haciendo ejercicio o manteniéndose hidratado. Todo esto puede afectar cómo se sienten tus músculos.
Síntomas: ¿Cómo identificar un ataque de ansiedad?
Cada persona experimenta un ataque de ansiedad de manera diferente. Sin embargo, aquí hay algunos síntomas comunes:
- Temblores
- Sudoración
- Taquicardia
- Sensación de ahogo
- Fuertes palpitaciones
- Sensación de irrealidad
- Opresión o malestar en el pecho
- Aumento de la temperatura corporal
- Entumecimiento u hormigueo en las extremidades
- Náuseas , malestar estomacal
- Miedo a morir, a perder el control o la conciencia
- Aumento repentino de la sensación de ansiedad y miedo
- Despersonalización (sentirse fuera de mí) o desrealización (sentir que lo que es lo que pasa no es real)
¿Qué debo hacer para controlar mi ansiedad?
Aunque es un sentimiento natural del cuerpo ante una amenaza, es necesario controlarlo porque, por los síntomas que presenta, puede ser muy incapacitante, cronificarse o llevar a la depresión.
Si manifiestas constantemente los síntomas antes mencionados, es necesario consultar a un médico especialista para determinar el tratamiento más adecuado. En general, el objetivo del tratamiento es que la persona pueda controlarlo. Un acercamiento óptimo con las personas ansiosas les proporciona las herramientas necesarias que favorecen una forma adecuada de canalizar las situaciones que les generan ansiedad. El tratamiento varía según la persona y su situación y puede basarse en:
Síntomas específicos
Además, queremos dejaros una serie de signos o señales, clasificados en cognitivos, emocionales, físicas y conductuales que debemos tener en cuenta y que nos pueden indicar si estamos estresados.
- Incapacidad para concentrarse o tomar decisiones sencillas
- Procrastinación (no asumir responsabilidades, aplazar cosas que tenemos que hacer y sabemos que tenemos que hacer)
- Memoria pérdida
- Distraerse fácilmente
- Preocupación excesiva
- Pensamientos negativos
- Pensamientos recurrentes, pensar demasiado
- Ansiedad excesiva
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