Según el artículo publicado en Redacción Médica, entre el 25 y el 30% de los pacientes que consultan a un especialista en dermatología tienen un componente psicológico asociado a su patología.
El mismo artículo destaca que la piel es capaz de detectar el dolor, la presión y la temperatura, y por tanto en una situación de estrés envía la información al cerebro. Al mismo tiempo que esto sucede, en la propia piel se está produciendo una respuesta inflamatoria sea cual sea la situación.
Urticaria: el principal signo de la urticaria
En términos médicos, la urticaria rojiza que aparece en diferentes partes del cuerpo es un síntoma claro de urticaria. Es una afección de la piel que suele manifestarse como una reacción alérgica a determinados agentes externos.
Síntomas de la dermatitis nerviosa
Las lesiones de la dermatitis nerviosa ocurren con mayor frecuencia en el cuello, los antebrazos, las muñecas, los tobillos y los muslos.
Y se manifiesta por reacciones cutáneas de varias características:
Evitar las altas temperaturas
Otra de las más recurrentes y fáciles de respetar es alejarse de las temperaturas extremas que provocan sudar porque el calor agrava el eczema. Por otro lado, tampoco se recomienda el frío, porque aumenta la sequedad de la piel.
La hidratación de la piel no está ligada al tiempo que está mojada, de hecho, un exceso produce sequedad. Por ello, lo más recomendable son los baños que no superen los 10 minutos, mejor con agua tibia. Para eliminar el agua de la piel, es recomendable hacerlo con pequeños toques, sin frotar la toalla. Podría irritar la piel y confundirse con dermatitis.
¿Urticaria, granitos, picor…?
Los estudios nos muestran cómo los altos niveles de cortisol pueden debilitar nuestro sistema inmunológico. Aquí es donde podemos hablar de la histamina, una hormona involucrada en la urticaria. Esta hormona se libera cuando el sistema inmunológico sufre un desequilibrio hormonal, que como vemos se produce cuando estamos expuestos a altos niveles de ansiedad. Cuando las células de nuestro cuerpo secretan histamina, se libera un líquido de los pequeños vasos sanguíneos que, cuando se acumula debajo de la piel, puede causar la formación de urticaria.
Como vemos, el cortisol tiene una consecuencia directa sobre nuestra piel, produciendo además un aumento de la respuesta inflamatoria, que puede dar lugar a granitos aislados, brotes de acné, picores, caspa… Todos estos problemas de piel pueden deberse a las diferentes alteraciones hormonales que la ansiedad provoca en nuestro organismo.