El Dr. Omar Salazar, médico psiquiatra, explica cómo manejar la ansiedad en niños y adolescentes. Como padres, debemos dar ejemplo y tratar de tener buenos hábitos, por ejemplo a través de una buena alimentación. Debes intentar llevar una dieta equilibrada y evitar el consumo excesivo de estimulantes y sustancias como el café, el té o las llamadas bebidas energéticas. Incluso el mismo alcohol. Si abusas del alcohol o consumes algún psicotóxico, aumentas el riesgo de sufrir ansiedad y generar trastornos en tus hijos.
Otra cosa que puede ayudar mucho a evitar la ansiedad es hacer ejercicio regularmente, al menos una hora, tres veces por semana. En el caso de los jóvenes, pueden hacer ejercicio hasta seis veces por semana con tranquilidad.
Causas de la ansiedad infantil
- Problemas familiares: Los niños pequeños se sienten inseguros cuando escuchan a sus padres discutir o pelear. Es posible que escuchen o vean cosas que no entienden o que los hagan sentir mal, sentirse obligados a participar en discusiones o consolar a los padres, o sentirse culpables cuando ven que un padre preocupado o triste es rechazado o indiferente. El divorcio o la separación suele ser un evento significativo en la vida de un menor que, si no se maneja bien, puede conducir fácilmente a un trastorno de ansiedad, por lo general sentimientos de lealtad divididos, autoculpabilización y miedo a sentirse abandonado.
- Muerte o enfermedad de uno de los padres o de un ser querido: La pérdida de un ser querido genera ansiedad y tristeza en el niño. La enfermedad o la muerte pueden perturbar tanto su vida diaria que nadie en la familia puede consolarlo.
- Disciplina cruel, inconsistente o sobreprotectora: Esto lleva al niño a sentirse desamparado, inseguro y falto de confianza en sí mismo.
- Problemas en la escuela: los niños que son objeto de burlas, carecen de amigos o tienen problemas con las tareas escolares suelen estar muy preocupados
- Experiencias traumáticas: los niños que han sido víctimas de un robo, un accidente de tráfico u otros peligros eventos o experiencias traumáticas pueden sufrir ansiedad posteriormente y desarrollar trastorno de estrés postraumático
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