A lo largo de este blog, se recogen los testimonios de cientos de personas que luchan o han conseguido vencer al «mono bastardo» del tabaco. Experimentos de ganar y fallar, trucos caseros y métodos sofisticados, todos con el mismo objetivo: dejar de fumar.
Opinión sobre Tres meses sin fumar
La tercera fase de recuperación es la fase de abstinencia prolongada o fase de pared. Es sin duda uno de los más temidos por los pacientes ya que se asume o se vive como un contratiempo porque baja el nivel de energía, emocionalmente la persona se siente apática, triste y en algunos casos se presentan estados de anhedonia. Puede durar entre 3 y 4 meses; la persona puede enfrentarse a cambios casi continuos en su estilo de vida, sentimientos de tristeza e ira, soledad, conflictos familiares, su vida sexual puede verse afectada, pueden reaparecer las ansias de consumo…
Todo ello puede llevar a la creencia que nunca se recuperará, aumentando así su desesperación ante la situación y los riesgos de recaída que suele justificar por su estado de ánimo. Es necesario subrayar la importancia que tiene para sus seres queridos el conocimiento de esta fase y recalcar que todos estos cambios siguen a la adecuada estabilización de la neuroquímica cerebral y los síntomas pasarán con el tiempo.
Efectos positivos de dejar de fumar
Cuando una persona decide dejar de fumar, los efectos de dejar este hábito son psicológicos y fisiológicos. Estos son más marcados los primeros días, disminuyendo a lo largo de las semanas, pero subsiste lo que se denomina la adicción al «hábito de fumar», es decir la necesidad de fumar un cigarrillo en determinadas situaciones cotidianas muchas veces más difíciles de superar, pero aprovechar un resfriado prolongado u otra enfermedad como la gripe puede ayudar.
Es cierto que una de las sustancias del tabaco, la nicotina, provoca adicción, pero esta no suele durar más de una semana. Aunque los síntomas de abstinencia pueden ser molestos y significativos, no representan ningún riesgo para la salud. Estos efectos incluyen ansiedad, irritabilidad, aumento del apetito, dificultad para dormir, desánimo, entre otros. Debemos ser conscientes de que son transitorios y centrar nuestro objetivo en los beneficios que vamos a obtener tanto a corto como a largo plazo.